miércoles, 27 de junio de 2012

Las guerras civiles entre los conquistadores

Por lo general se habla, en la historia tradicional de "Guerras civiles entre los conquistadores", un concepto que no es aplicable, debido a que una guerra civil es un conflicto entre vastos sectores de un país y en su propio territorio. Los conflictos ocurridos entre los bandos militares  que participaron en la invasión al Tawantinsuyu (pizarristas y almagristas), solo representan pugnas de intereses en el mismo sector español, por la repartición de los tesoros, territorios y poblaciones, asaltadas por las huestes hispánicas.

No existen diferencias ideológicas, ni diversas propuestas en el sistema económico feudal que ambos bandos pretendían implantar. José Carlos Mariátegui nos dice: "los conquistadores no se preocuparon sino de distribuirse y de disputarse el botín.....se repartieron tierras y hombres".

La repartición de tierras, así como las encomiendas (repartición de los grupos de nativos sometidos a la servidumbre feudal en beneficio del encomendero), se produjo de manera irregular y sin equidad alguna.

Pizarro, sus hermanos y sus allegados favoritos, recibían siempre la mejor ubicación, relegando a los almagristas; gracias a la Capitulación de Toledo, que se dio un 26 de junio de 1529, que autorizaba a Francisco Pizarro asumir la gobernación de las encomiendas y tierras en la 200 leguas del sur del actual Ecuador y que alcanzaba aproximadamente hasta Mala y Cañete (Lima); pero en 1534, por instancias del Consejo de Indias y con la firma del rey Carlos I se redefinió tal autorización, ampliándole a Francisco Pizarro 70 leguas más hacia el sur en lo que ahora es Chincha (Ica) y concediendo autorización de 200 leguas desde Chincha hacia el sur  a Diego de Almagro.

A la gobernación de Pizarro se le llamó "Nueva Castilla" y a la de Almagro "Nueva Toledo". El Consejo de Indias, organismo especializado de la Corona española para la administración y defensa de sus intereses en las colonias, no contaba con los medios tecnológicos para definir si la ciudad del Cusco, ubicada en el mismo paralelo en que está Chincha, pertenecía a Nueva Castilla o a Nueva Toledo. 

La expedición de Almagro a la actual Chile en 1535, con el apoyo del cusqueño Inca Paullo (hermanos de Waskar), resultó un fracaso. Almagro decepcionado retornó al Cusco en momentos en el que se producía la rebelión de Manco Inca (1537) y el cerco del Cusco. Su regreso resultó oportuno para los pizarristas y determinante para que Manco Inca tomara la decisión de retirarse a Vilcabamba por los miles de nativos cañaris y chachapoyas que respaldaban a Almagro. Sin embargo Almagro no había vuelto al Cusco para apoyar a los hermanos Pizarro, sino para exigir la posesión del Cusco, produciéndose el primer conflicto entre los invasores españoles.




La guerra entre los gobernadores (1537-1538)

Este conflicto se produjo para apoderarse de los territorios, riquezas (oro, plata), campos fértiles y conseguir mejores encomiendas. La causa que desencadenó esta disputa entre pizarristas y Almagristas fue la posesión de la ciudad imperial del Cusco. 

Los principales hechos y conflictos son:

  • Batalla de Pachachaca (2 de julio de 1537) en Abancay: El triunfo fue de los almagristas, quienes se posesionaron del Cusco y capturaron a los hermanos Hernando y Gonzalo Pizarro; éste último logró fugar. 
  • Entrevista en Mala: Pizarro y Almagro llegan a un acuerdo temporal, hasta que llegue de España un juez de Comisión  para dar una solución definitiva al conflicto. Pizarro de momento aceptaba la posesión del Cusco por el gobernador de Nueva Toledo (Almagro), a cambio que liberen a su hermano Hernando; Almagro cumplió con lo solicitado. 
  • Batalla de las Salinas (6 de abril de 1538) en Cusco: Una vez liberado Hernando Pizarro, se reunió con su hermano; Gonzalo. Juntos organizaron un ejército, desconocieron el acuerdo anterior, derrotan a Almagro y luego lo asesinan decapitándolo.
  • Demora del comisionado del Consejo de Indias (1537-1541): El juez comisionado por la Corona española, fue Cristóbal Vaca de Castro, partió de España con una reveladora cédula Real (orden emitido por el rey de España) que lo nombraba gobernador de estas tierras, cuando aún el desenlace fatal entre Pizarro y Almagro era del desconocimiento del Consejo de Indias. En 1538 Almagro fue decapitado, pero su hijo mestizo Diego de Almagro apodado "El Mozo" y su gente  llamados "Los de Chile", esperaron inútilmente el arribo de Vaca de Castro, hasta acabar sus reservas  y luego pasar a la clandestinidad. Presos por la desesperación, los almagristas decidieron tomar justicia con sus propias manos, con una acción audaz dirigida por Juan de Rada, ingresaron al palacio de Francisco Pizarro y lo asesinaron el 26 de junio de 1541, erigiendo inmediatamente en el cabildo, a Almagro "El Mozo" como gobernador. 
 La guerra entre Vaca de Castro y Almagro, "El Mozo" (1541-1542)

Vaca de Castro había desembarcado en Buenaventura (Colombia) debido a un temporal, allí se enteró del magnicidio y enrumbó a Lima, con apoyo de las tropas de Alonso de Alvarado y Pedro Álvarez de Holguín, iniciando una implacable persecución contra Diego de Almagro "el mozo" y sus secuaces, a quienes derrotó en la batalla de Chupas (Ayacucho), el 16 de setiembre de 1542 y su posterior ejecución. Pedro de Candia traicionó a "el mozo".

Con este triunfo en Chupas, la corona española accedió al control de todo el territorio peruano y anexos, iniciando el proceso de centralización del poder y sometimiento de los encomenderos feudales a la autoridad central. Esto quedó determinado por las Nuevas Leyes de Indias, promulgadas en Barcelona el 20 de noviembre de 1542.

Estas nuevas leyes de Indias se promulgaron con la firma del rey Carlos I. Allí se establecía como efecto de las críticas de Fray Bartolomé de las Casas, supuestamente en defensa del nativo.

Las nuevas leyes se establecía, según la Real Cédula en lo siguiente:

  • La creación de un Virreinato en el Perú
  • Creación de audiencias en su jurisdicción
  • La supresión del carácter perpetuo de las encomiendas
  • La creación de deberes tributarios para pagar a la corona (al convertirse en súbditos los nativos, se inicia el pago de tributos indígena para la corona española).
El marco jurídico de las nuevas leyes era el proceso de centralización monárquico del poder sobre las comunidades de Castilla y los nobles nobles feudales de España, que los reyes Habsburgo venían desarrollando en Europa. Significaban en realidad, una limitación al libre desarrollo del feudalismo en América. Esto motivó a los encomenderos a sublevarse contra la corona y en este caso por el primer virrey, Blasco Núñez de Vela. 

La rebelión de los encomenderos (1544- 1548)

El gobernador Vaca de Castro convivió pacíficamente con los encomenderos y el Cabildo de Lima. En mayo de 1544, llegó al Perú en su reemplazo, el virrey Blasco Núñez de Vela, quien a toda costa se propuso hacer cumplir las nuevas leyes; provocando una gran rebelión por parte de los encomenderos, bajo el mando de Gonzalo Pizarro (el más grande encomendero de la época) y del capitán Francisco de Carbajal, llamado el demonio de los Andes.

Los principales hechos fueron: 

El 16 de octubre de 1544 los mismos oidores (jueces de la Audiencia de Lima) apresaron al virrey Núñez de Vela y lo deportaron por mar, para luego reconocer al procurador del Cusco, Gonzalo Pizarro, como gobernador del Perú, esta hecho contó con el apoyo de los encomenderos e incluso de la nobleza indígena. 

Núñez de Vela fue deportado  a España pero desembarcó en el actual Ecuador  y organizó tropas leales a la corona, pero fue derrotado por los encomenderos en la batalla de Añaquito o Iñaquito el 18 de enero de 1546; siendo decapitado en Quito, de esta manera los encomenderos desafiaron a las autoridades centrales establecida en España e imponer su autonomía. 

En Charcas (Alto Perú), el encomendero Diego Centeno proclamó su lealtad a la corona para obtener beneficios; pero Gonzalo Pizarro envía al demonio de los Andes para perseguirlo y capturarlo. Posteriormente el mismo Gonzalo le da alcance y logra derrotarlo en la batalla de la Huarina (Puno), el 26 de octubre de 1547; pero Centeno decide escapar.

Ante esta rebelión de los encomenderos, el rey Carlos I envió al cura Pedro de la Gasca, con el título de Pacificador y Gobernador.

La Gasca inició en Panamá, los planes para arrebatar a Gonzalo Pizarro todo apoyo, empezó con la flota del Mar del Sur a la cual incorporó al bando real, bajo el mando de Pedro de Hinojosa; luego envió a Lima un comisionado (Aldana), para proclamar la ordenanza de conciliación y arrepentimiento. El propósito era lograr la deserción de los allegados de Gonzalo Pizarro, y unirse al Pacificador La Gasca. 

La propuesta incluía varias ventajas, como extender la duración de las encomiendas y mantener el trabajo gratuito de los nativos, esto hizo que muchos encomenderos rebeldes abandonaran el bando de Gonzalo Pizarro. 

El 9 de abril de 1548 se produjo la batalla de Jaquijahuana, cerca del Cusco, donde los encomenderos que aún apoyaban a Gonzalo Pizarro se pasaron al bando de La Gasca, porque éste los había infiltrado con el apoyo de la iglesia.

Derrotados Gonzalo Pizarro y Carbajal, fueron ejecutados en el Cusco. El cura Pedro de La Gasca se mantuvo en el poder, gobernando hasta diciembre de 1549, año en que entregó el mando a la Audiencia de Lima. 

Para ese entonces, la iglesia en el Perú afianzaba el valioso servicio que prestaba a favor del estado central, proseguía su labor de imposición cultural para asegurar la dominación del nuevo gobierno virreinal en la conciencia del pueblo andino. Fue desde entonces un importante organismo de poder en el Perú, defensor del sistema imperante, importante aliado para el manejo ideológico de las masas andinas sometidas a explotación; la corona española supo siempre recompensar sus servicios. 

La rebelión de Francisco Hernández Girón (1553-1554)

Las promesas de La Gasca a los encomenderos que lo ayudaron a derrotar a Gonzalo Pizarro  no se cumplieron, debido a que la Audiencia de Lima no atendía sus reclamos. Como una esperanza para solucionar sus intereses, llegó en 1551 el segundo Virrey del Perú (Antonio de Mendoza) pero falleció poco después el 21 de junio de 1552. El poder fue asumido nuevamente por la Audiencia de Lima, que incluso ordenó a instancia del primer arzobispo de Lima, Jerónimo de Loayza, el pago por servicios a los indígenas, lo cual constituía una ruptura al compromiso de La Gasca; los encomenderos del Cusco se rebelaron el 12 de noviembre de 1553; capturando al corregidor del Cusco, Gil Ramírez de Ávalos. Su captor era el encomendero Hernández Girón, líder del grupo denominado "los insatisfechos", porque esperaban más recompensas por parte de las autoridades realistas.  


Hechos principales:

La Audiencia comisionó al gobernador interino de Charcas, Alonso de Alvarado para someter a los rebeldes, pero fue derrotado en Chuquinga (Cusco), el 8 de mayo de 1554.

El presidente de la Audiencia, Saravia, encargó a los corregidores la formación de un ejército, el cual derrotó a Hernández Girón en la batalla de Pucará, al noreste del lago Titicaca el 8 de octubre de 1554. Girón fue apresado y llevado a Lima; y por orden de Saravia, fue decapitado el 7 de diciembre de 1554.

Consecuencias del conflicto interno entre los españoles:

  • Consolidación del proceso centralización, a través de la Audiencia de Lima, sobre la derrotada autonomía feudal de los encomenderos.
  • Coexistencia del sistema monárquico de extracción de recursos, especialmente metales  preciosos, para el mercantilismo europeo con el sistema feudal, impulsado en los latifundios por los encomenderos en las provincias, quienes quedaron políticamente sometidos a la autoridad central del virrey y al control de los corregidores de provincias.
  • Fortalecimiento del papel de la iglesia en le proceso de invasión y colonización, mediante mecanismos de control ideológico en la masa andina, inculcándoles resignación y esperanza en la vida eterna. Destruyeron las creencias ancestrales de los pobladores con el fin de frenar la conciencia colectiva de liberación.
  • Desplazamiento de los encomenderos invasores a un segundo plano relegados a provincias, y establecimiento de una nueva casta de burócratas interesados en sus procedimientos administrativos ordenados por el Consejo de Indias, con la consecuente remesa de metales preciosos exigidos por el mercantilismo europeo. 
Estas luchas comprometieron a los indígenas a tomar partido por uno de los bandos, fueron utilizados casi siempre para defender los intereses de ciertos grupos de españoles, como en el caso de pizarristas y almagristas. El principal ganador de esta lucha fue el imperio español, sacando de lado a los encomenderos, creación del virreinato del Perú para apoderarse de  todas las riquezas que el mercantilismo europeo ambicionaba.









domingo, 24 de junio de 2012

La resistencia andina

Tras el colapso del Tawantinsuyu, se produce un último intento del Estado Inca para reconstruir su poder, por desgracia las alianzas que establecieron los españoles con las etnias enemigas de los incas hicieron imposible la expulsión de los europeos. A esto tenemos que añadir que existía una división por intereses particulares entre las panacas de Hurin y Hanan, favoreciendo aún más el expansionismo español en los Andes. 
La lucha por la resistencia fue una acción heroica por personas que han sido por mucho tiempo ignorados por la historia y que en esta oportunidad hablaremos de ellos, sobre su gesta, sacrificio por la libertad y autonomía en el mundo andino.

Tras la invasión española se producirá una sangrienta resistencia andina desde 1532 hasta 1572 en su primera fase, llamada resistencia militar.

Este proceso de resistencia se inició intensamente luego de la ejecución de Atawallpa (Atahualpa), en 1533 y que fue liderada inicialmente por las panacas que respaldaban a Atawallpa,  enfrentándose  a los invasores, a las panacas que estaban con Waskar (Huáscar) y las etnias enemigas de los incas. Ya en 1536 se inicia la resistencia de Manco Inca que es de la panaca de Waskar y que fue respaldado por algunas de las panacas tanto Hurin como Hanan y que finaliza con la ejecución de Thupa Amaro (Túpac Amaru I) en 1572.




Resistencia militar


En los momentos iniciales de la invasión cundió, entre lo pobladores andinos, el desconcierto, la curiosidad, la superstición y la crueldad,  además de las promesas que Pizarro y sus huestes propalaban a lo largo de toda su marcha por los Andes. 
Los españoles reconocían privilegios a los curacas aliados para utilizar sus tropas y recursos, prometieron libertad y autonomía a las etnias sometidas por el Tawantinsuyu y luego restablecer el orden, en nombre divino.

Al ser ejecutado Atawallpa en Cajamarca, Pizarro no dudó en nombrar incas para su propia conveniencia y estrategia política. Nombraron al joven hermano de Waskar, Thupa Wallpa  (Túpac Huallpa) más conocido como Toparpa, para reconocer los Andes desde Cajamarca hasta el Cusco, capital del Tawantinsuyu, en ese lugar se encontraba el templo del Coricancha (recinto de oro), cuya descripción había avivado la codicia de los españoles.

La marcha hacia la capital del Imperio (Cusco)


El 11 de agosto de 1533, los españoles partieron al Cusco con el apoyo de cientos de nativos nicaragüenses, tallanes y esclavos negros. Por otra parte los atahualpistas seguían de cerca las acciones de Pizarro y sus aliados. En las cercanías de Huánuco Viejo, el ejército de Atawallpa atacó a la vanguardia española. Al frente de los guerreros incaicos estaba Yurac Wallpa, capitán atahualpista, quien volvió a hostilizar a los españoles en Vilcaconga y en Vilcashuamán (Ayacucho).

En Jaquijahuana, los españoles perdieron a su inca títere, Thupa Wallpa, siendo envenenado, ante las crecientes exigencias españolas y poniéndose en contra de Pizarro; esta situación fue aprovechado por los españoles asesinando al general atahualpista Calcuchimac, a quien tenían apresado, culpándolo del crimen. 

En noviembre de 1533, Manco Inca se presentó ante Pizarro en Sacsawara (Cusco). Los españoles vieron a Manco como su nuevo títere y que los llevaría a la capital imperial, con astucia lo convencieron que podía confiar en ellos  quemando vivo al general atahualpista Quisquis.

El 15 de noviembre de ese mismo año, los españoles ingresaron a la capital del Tawantinsuyu, por el cerro Carmenca. Lo primero que hicieron fue saquear el templo del Coricancha y flagelar a la mujeres.




En 1535, Pizarro y sus huestes se retiraron a la costa, donde fundaron Lima como capital, dejaron el Cusco a manos de los hermanos Pizarro, éstos saquearon la panaca de Manco, también tomaron a la fuerza a su esposa, la coya Mama Cora.

Para controlar a la población los españoles fundaron ciudades que cumplieron un doble papel; de tipo administrativo y militar. 

La primera de esas ciudades fue Piura en 1532, luego le siguió Cusco (1534), posteriormente se fundó Jauja en 1534 como capital de la gobernación de Francisco Pizarro; pero por problemas de carácter económico, político y militar dejó de serlo; fue el valle del Rímac, la ciudad de Lima, se fundó como la nueva capital, el 18 de enero de 1535; después de una sangrienta guerra contra los guerreros del curaca Tahulichusco, quien por su edad avanzada no gobernaba; fue Guachimano el encargado de gobernar el curacazgo de Lima. Posteriormente se fundó las ciudades de Trujillo (1535), Chachapoyas (1538), Huamanga (1539) y Arequipa (1540).

La ciudad de Huamanga, llamada San Juan de la Frontera servía para contener la ofensiva de los incas de Vilcabamba, asegurar la comunicación Lima-Cusco. Con respecto a la la ciudad de Lima, Pizarro decidió que fuese ahí por tener acceso a una salida al mar, compensar la influencia de Almagro que pensaba fundar su capital en Chincha, contar con un punto intermedio entre Trujillo y Cusco.

La rebelión de Manco Inca

En mayo de 1536 se inició el levantamiento de Manco Inca ante los abusos de los hermanos Pizarro, para ello convenció a Hernando Pizarro que lo deje viajar al valle de Yucay para traer una estatua de oro, Hernando le da permiso, pero le trajo un poderoso ejército para enfrentarse a los españoles. Los guerreros de Manco cercaron la ciudad por cinco días, ante esta situación inesperada los españoles utilizaron miles de nativos aliados: Huancas, aymaras, etc. logrando contraatacar y tomar la fortaleza defendida por el capitán inca Titu cusi wallpa, más conocido como Cahuide.

A esto sumamos la participación oportuna de Diego de Almagro y su ejército que hicieron posible recapturar el Cusco, incluyendo la fortaleza de Sacsaywaman, en esta batalla murió Juan Pizarro, y en venganza Hernando Pizarro, mandó a ejecutar cerca de dos mil prisioneros, pero aún así la rebelión no se detuvo.

Entre tanto, el general Kisu Yupanqui por ordenes del Inca (Manco inca) una estrategia, con rápidos ataques, que permitió derrotar sucesivamente a los españoles Gonzalo de Tapia, Diego Pizarro, Juan Mogrovejo, Alonso de Gaete y Francisco Godoy (este último dejó abandonada la ciudad de Jauja y escapó hasta llegar a Lima).

En agosto de 1536, el general Kisu Yupanqui, con 20 mil hombres, acampó cerca al cerro San Cristóbal, llegando a cercar Lima en espera de la llegada de los huancas que habían prometido su apoyo; sin embargo los traicionaron. El general Inca ingresó solo con su ejército, desde el cerro San Cristóbal hasta la Plaza Mayor, donde se produjo el enfrentamiento. El general inca fue degollado, luego de su derrota. Es irónico que el lugar donde fue abatido Kisu Yupanqui y su ejército se encontraba hasta hace unos años el monumento de Francisco Pizarro. La cruz que se encuentra en el cerro San Cristóbal es el símbolo del triunfo español contra la resistencia andina
En 1537 llegó el mariscal Alvarado con refuerzos, además de la presencia de Almagro con un contingente de mitimaes chachapoyanos y cañaris, lo cual obligó a Manco Inca retirarse a Ollantaytambo y posteriormente a Vilcabamba, lugar donde continuó la resistencia por más de tres décadas.

La resistencia de Vilcabamba

Manco Inca se trasladó en la región ceja de selva del Cusco, en una zona escabrosa y tupida vegetación con los remanentes de su ejército, en espera de condiciones propicias para el contraataque.

Lamentablemente fue timado por los españoles, recibió a los almagristas, derrotado en el conflicto interno con los pizarristas en la batalla de las Salinas, devolvieron dicha gratitud asesinando al inca (Manco Inca).

Tras la muerte del inca rebelde, sus hijos Sayri Thupa, Titu Kusi Yupanqui y Thupa Amaro I asumieron la dirección de la resistencia desde Vilcabamba. 

En 1557, Sayri Thupa recibió una propuesta de los españoles, a través de Juan de Sierra, quien convenció al Inca para que lo acompañe a Lima, para hacer un pacto con el virrey Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete. Sayri Thupa reconoció como soberano a Felipe II, a cambio de prebendas y dominios feudales en Yucay, pero nunca disfrutó de ello, pues murió en 1560.

Titu Kusi Yupanqui, poco después reinició la resistencia militar con ataques a los encomenderos de las riveras de los ríos Urubamba y Apurímac; pero en 1565, el oidor Juan de Matienzo sorprendió con un ardid a Titu Kusi; consistió en una oferta de paz suscrita, en 1566 en el pueblo de Acobamba, se reconocía como legítimo Inca de Vilcabamba a Titu Kusi Yupanqui, a cambio de recibir a unos frailes, espías y misioneros. Este acuerdo tenía como único propósito localizar exactamente el refugio del Inca y de ser posible eliminarlo. 

En 1571, Titu Kusi Yupanqui murió, aparentemente siendo envenenado por los frailes españoles, siendo ajusticiados por la gente de Titu Kusi. El fraile Diego Ortiz fue martirizado con crueles tormentos luego fue degollado con el resto de los frailes.

Su hermano (Thupa Amaro) consciente de lo sucedido, rompe la paz de Acobamba y se reinicia la resistencia militar. Es así que el virrey Francisco de Toledo decidió terminar con la rebelión de una vez por todas, encomendó en mayo de 1572, a los generales Martín de Hurtado y Luis de Toledo, aplastar al Inca y su corte. Después de las batallas de Cuyaochaca y Wayna Pucará, en la que resultaron victoriosos el ejército español, tomaron Vilcabamba, que previamente fue incendiada y abandonada por ordenes del mismo Inca, quien trató de refugiarse en la selva, pero fue traicionado y entregado por el curaca Manarie a los españoles, quienes lo decapitaron en la plaza del Cusco en 1572, en presencia del virrey Toledo; lo sucedió Juana Pillco Huaco, quien tuvo como descendiente a José Gabriel Condorcanqui, quien en el siglo XVIII, asumió la conducción de la resistencia andina a gran escala con el nombre de Thupa Amaro (Túpac Amaru) II.

La resistencia ideológica

La invasión española al Tawantinsuyu dio paso a la imposición religiosa, para perpetuar la dominación mediante mecanismos ideológicos, proponiéndose destruir la cosmovisión andina para subordinarlos a la religión católica.
La penetración ideológica se juntaron tres fenómenos:

a) Dominio cultural: Fue el proceso ideológico para destruir la cosmovisión andina, el sistema de creencias, ritos, formas de organización y tradiciones culturales. La estrategia consistía en transplantar e imponer la cultura y religión de los invasores (transculturación) y así contar con los mecanismos de control ideológico sobre las masas del pueblo andino.

Se inició la extirpación de idolatrías, los sacerdotes visitaban con apoyo militar a los pueblos para quemar todo símbolo cultural andino, principalmente las huacas (lugares sagrados) e ídolos.

los extirpadores de idolatrías eran los curas Ávila, Bernardo de Noboa, Cristóbal de Albornoz y otros que se empecinaron en la destrucción de las creencias como el culto a las huacas; afirmaban que estaban consagradas al diablo y que no existía conciliación entre el dios de los españoles y los demonios andinos de las huacas, su lema era " Estáis con dios o con el diablo".

b) La asimilación cultural: Es un nuevo sistema de creencias que surge a partir del contacto de dos sistemas culturales diferentes con predominio español, es decir la cultura andina recibe una influencia externa, modificándolo y sometiéndola a sus parámetros culturales y que hoy se ven hasta nuestros días. Por ejemplo los ritos ancestrales del rutuchikuy y el huarachikuy, como símbolo de transición e iniciación para niños y adolescentes, respectivamente, se fusionaron con el bautismo y la confirmación; también las fiestas patronales quedaron superpuestas con las celebraciones de la cosecha y el chaku (chaco). Lo mismo pasó con la música, instrumentos como el charango, el arpa, violín, etc. fueron incorporados al arte musical, lo mismo pasó con los alimentos ofreciendo una mixtura que sumada a otras etnias nuestra comida peruana es una de las más apreciadas del mundo. otro ejemplo claro que revive nuestra fusión cultural, es la procesión del Señor de los Milagros tiene sus orígenes en los aborígenes creyentes del dios Pachacamac (Señor de los Temblores), infundieron sus creencias a los mulatos supersticiosos, quienes pintaron un mural con la imagen de Jesucristo, pero que en realidad adoraban a sus propios dioses, creándose una síntesis religiosa de gran arraigo popular subsistente.  

c) Resistencia cultural: Frente a la agresiva imposición religiosa realizada por los extirpadores de idolatrías, impulsó la aparición de movimientos de resistencia ideológica. Como lo hizo Hernando Hacaspoma de Cajatambo (1657) afirmaba ser sumo sacerdote y ministro de ídolos y socaypacha (curandero). Enseñaba el dualismo religioso, planteando que había un dios y una religión para los blancos y otra para los nativos, estos últimos debían honrar a las huacas y a los malquis (momias y espíritus de sus antepasados); sin embargo Hacaspoma aconsejaba a los comuneros asistir por cumplimiento a los servicios dominicales, para no despertar sospechas en los curas españoles. El mecanismo de resistencia ideológica era establecer una diferencia entre la ética cristiana y la ética andina. Si bien participaban en los ritos católicos, existía un fuerte rechazo a la doctrina cristiana. 

En otros caso, las diversas formas de asimilación cultural solo fueron un disfraz para conservar las tradiciones andinas y el espíritu de resistencia frente a la agresión militar e ideológica de los españoles.

El más importante movimiento de resistencia ideológica andina del siglo XVI fue el del Taki Onqoy que se traduce al castellano como "canto de dolor o danza de la enfermedad". Este movimiento estalló en Ayacucho y Andahuaylas en 1565. Su líder fue Juan Chocne, junto a dos mujeres andinas llamadas Mama Oqllo y Mama Wako, quienes tomaron los nombres de Santa María y María Magdalena, respectivamente.

A pesar de una intensa campaña de cristianización forzada y destrucción sistemática de la cultura andina, subsistió una parte de los cultos, creencias, mitos, ética, etc. pero revestidas con formas cristianas católicas. El autodidacta José Carlos Mariátegui, decía: "El protagonismo indígena subsistió bajo el culto católico".

Otro efecto fue el surgimiento del mito Inkarri. los españoles narraban cómo Santiago Apóstol, que evangelizó España, había sido descuartizado; Su cuerpo estaba en Santiago de Compostela y su cabeza no se sabía dónde. Contaban que la cabeza estaba buscando el cuerpo y cuando se uniera, Santiago volvería a liberar a España de los musulmanes que la habían invadido. Los nativos andinos reemplazaron a Santiago por el Inca que había sido también descuartizado por los españoles. En esta versión, las partes separadas del Inca algún día tendrán que juntarse para liberar al mundo andino del invasor y vivir en paz.

El fin de la resistencia andina contra la invasión española, tanto militar como ideológica, fue el inicio de una lucha que continuó las clases dominadas en el Perú colonial, porque a lo largo de los siglos XVII y XVIII las masas campesinas, los mestizos y esclavos se enfrentaron contra el sistema colonial español, hasta desembocar en las grandes rebeliones andinas del siglo XVIII como las de Juan Santos Atawallpa y José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II). 


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